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SEMANA 44- EJERCICIOS 302 AL 308

Imagen Curso de Milagros

Un Curso de Milagros- Ejercicios

Fundación para la Paz Interior
Traducido por Rosa M. G. De Wynn y Fernando Gómez

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SEMANA 44 – EJERCICIOS DEL 302 AL 308


LECCIÓN 302
Donde antes había tinieblas ahora contemplo la luz.
1. Padre, por fin estamos abriendo los ojos. 2Tu santo mundo nos espera, pues por fin hemos recobrado la visión y podemos ver. 3Pensábamos que estábamos sufriendo. 4Pero era que nos habíamos olvidado del Hijo que Tú creaste. 5Ahora vemos que las tinieblas son el producto de nuestra propia imaginación y que la luz está ahí para que la contemplemos. 6La visión de Cristo transforma las tinieblas en luz, pues el miedo no puede sino desaparecer ante la llegada del amor. 7Déjame perdonar hoy Tu santo mundo, para poder contemplar su santidad y entender que no es sino el reflejo de la mía.
2. Nuestro Amor nos espera conforme nos dirigimos a Él y, al mismo tiempo, marcha a nuestro lado mostrándonos el camino. 2No puede fracasar en nada. 3Él es el fin que perseguimos, así como los medios por los que llegamos a Él.

LECCIÓN 303
Hoy nace en mí el Cristo santo.
1. Velad conmigo, ángeles, velad conmigo hoy. 2Que todos los santos Pensamientos de Dios me rodeen y permanezcan muy que­dos a mi lado mientras nace el Hijo del Cielo. 3Que se acallen todos los sonidos terrenales y que todos los panoramas que estoy acostumbrado a ver desaparezcan. 4Que a Cristo se le dé la bien­venida allí donde Él está en Su hogar, 5y que no oiga otra cosa que los sonidos que entiende y vea únicamente los panoramas que reflejan el Amor de Su Padre. 6Que Cristo deje de ser un extraño aquí, pues hoy Él renace en mí.
2. Le doy la bienvenida a tu Hijo, Padre. 2Él ha venido a salvarme del malvado ser que fabriqué. 3Tu Hijo es el Ser que Tú me has dado. 4Él es lo que yo soy en verdad. 5Él es el Hijo que Tú amas por sobre todas las cosas. 6Él es mi Ser tal como Tú me creaste. 7No es Cristo quien puede ser crucificado. 8A salvo en Tus Brazos, déjame recibir a Tu Hijo.

LECCIÓN 304
Que mi mundo no nuble la visión de Cristo.
1. Sólo puedo nublar mi santa vista si permito que mi mundo se entrometa en ella. 2Y no puedo contemplar los santos panoramas que Cristo contempla a menos que utilice Su visión. 3La percep­ción es un espejo, no un hecho. 4Y lo que contemplo es mi propio estado de ánimo reflejado afuera. 5Quiero bendecir el mundo con­templándolo a través de los ojos de Cristo. 6Y veré las señales inequívocas de que todos mis pecados me han sido perdonados.
2. Tú me conduces de las tinieblas a la luz y del pecado a la santidad. 2Déjame perdonar y así recibir la salvación del mundo. 3Ése es Tu regalo, Padre mío, que se me concede para que yo se lo ofrezca a Tu santo Hijo, de manera que él pueda hallar Tu recuerdo, y el de Tu Hijo tal como Tú lo creaste.

LECCIÓN 305
Hay una paz que Cristo nos concede.
1. El que sólo utiliza la visión de Cristo encuentra una paz tan profunda y serena, tan imperturbable y completamente inaltera­ble, que no hay nada en el mundo que sea comparable. 2Las com­paraciones cesan ante esa paz. 3Y el mundo entero parte en silencio a medida que esta paz lo envuelve y lo transporta dulce­mente hasta la verdad, para ya nunca volver a ser la morada del temor. 4Pues el amor ha llegado, y ha sanado al mundo al conce­derle la paz de Cristo.
2. Padre, la paz de Cristo se nos concede porque Tu Voluntad es que nos salvemos. 2Ayúdanos hoy a aceptar únicamente Tu regalo y a no juz­garlo. 3Pues se nos ha concedido para que podamos salvarnos del juicio que hemos emitido acerca de nosotros mismos.

LECCIÓN 306
El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.
1. ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? 2Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. 3Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz. 4Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.
2. Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. 2 Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. 3Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. 4Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.

LECCIÓN 307
Abrigar deseos conflictivos no puede ser mi voluntad.
1. Padre, Tu Voluntad es la mía, y nada más lo es. 2No hay otra volun­tad que yo pueda tener. 3Que no trate de forjar otra, pues sería absurdo y únicamente me haría sufrir. 4Sólo Tu Voluntad me puede hacer feliz,: y sólo Tu Voluntad existe. 5Si he de tener aquello que sólo Tú puedes dar, debo aceptar lo que Tu Voluntad dispone para mí y alcanzar una paz en la que el conflicto es imposible, Tu Hijo es uno Contigo en ser y en voluntad, y nada contradice la santa verdad de que aún soy tal como Tú me creaste.
2. Y con esta plegaria nos sumergimos silenciosamente en un estado en el que el conflicto es imposible, pues hemos unido nues­tra santa voluntad a la de Dios, en reconocimiento de que son una y la misma.

LECCIÓN 308
Este instante es el único tiempo que existe.
1. El concepto que yo he forjado del tiempo impide el logro de mi objetivo. 2Si elijo ir más allá del tiempo hasta la intemporalidad, tengo que cambiar mi percepción acerca del propósito del tiempo. 3Pues su propósito no puede ser que el pasado y el futuro sean uno. 4El único intervalo en el que puedo librarme del tiempo es ahora mismo. 5Pues en este instante el perdón ha venido a libe­rarme. 6Cristo nace en el ahora, sin pasado ni futuro. 7Él ha venido a dar la bendición del presente al mundo, restaurándolo a la intemporalidad y al amor. 8Y el amor está siempre presente, aquí y ahora.
2. Gracias por este instante, Padre. 2Ahora es cuando soy redimido. 3Este instante es el momento que señalaste para la liberación de Tu Hijo y para la salvación del mundo en él.

Un Curso de Milagros-Manual para el Maestro

Fundación para la Paz Interior
Traducido por Rosa M. G. De Wynn y Fernando Gómez

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Capítulo 18

¿CÓMO SE LLEVA A CABO LA CORRECCIÓN?

1. Hasta que el maestro de Dios no haya dejado de confundir las interpretaciones con los hechos y las ilusiones con la verdad, no podrá tener lugar una corrección de naturaleza duradera, que es a la única a la que se le puede llamar verdadera corrección. 2Si dis­cute con su alumno acerca de un pensamiento mágico, ataca dicho pensamiento, trata de probar que es erróneo o demostrar su false­dad, sólo estará dando testimonio de su realidad. 3Esto conduce inevitablemente a la depresión, pues habrá «probado» tanto a su alumno como a sí mismo que la tarea de ambos es escapar de lo que es real. 4Y esto es de todo punto imposible. 5La realidad es inmutable. 6Los pensamientos mágicos no son sino ilusiones. 7Pues, de no ser así, la salvación no sería más que el mismo sueño irrealizable de siempre, sólo que con una nueva fachada. 8El sueño de la salvación, en cambio, tiene un nuevo contenido, 9y la diferencia entre ambos no estriba sólo en la forma.
2. La lección más importante que los maestros de Dios deben aprender es cómo reaccionar sin ira ante los pensamientos mági­cos. 2Sólo de esta manera pueden proclamar la verdad acerca de sí mismos. 3El Espíritu Santo puede entonces hablar a través de ellos acerca de la realidad del Hijo de Dios 4y recordarle al mundo lo que es la impecabilidad1: la única condición -inalterada e inalte­rable- de todo cuanto Dios creó. 5El Espíritu Santo puede ahora proclamar la Palabra de Dios a oídos atentos y llevar la visión de Cristo a ojos que ven. 6Ahora Él es libre de enseñarles a todas las mentes lo que ellas en realidad son para que gustosamente le sean devueltas a El. 7Y ahora en Su visión y en la Palabra de Dios, se perdona y se pasa por alto completamente la culpabilidad.
3. La ira no hace más que proferir a gritos: «¡La culpabilidad es real!» 2La realidad queda obliterada cuando esta creencia demente reemplaza a la Palabra de Dios. 3Ahora son los ojos del cuerpo los que «ven» y sus oídos los únicos que pueden «oír» 4El limitado espacio que ocupa y su exiguo aliento se convierten en el criterio con el que medir la realidad. 5Y la verdad se vuelve diminuta e insignificante. 6La Corrección tiene una sola respuesta para todo esto y para el mundo que se basa en ello:
7Confundes tus interpretaciones con la verdad, 8y te equivocas. 9Mas un error no es un pecado ni tus errores han derrocado a la realidad de su trono. 10Dios reina para siempre, y sólo Sus leyes imperan sobre ti y sobre el mundo. 11Su Amor sigue siendo lo único que existe. 12El miedo es una ilusión, pues tú eres como Dios.
4. Para que el maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. 2Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inme­diato de que ha hecho una interpretación falsa. 3Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea Él Quien juzgue cuál debe ser su respuesta. 4De este modo, el maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. 5La única respon­sabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo. 6La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. 7Cuando se haya alcanzado, el maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros. 8Sus pecados le habrán sido perdonados, y él ya no se condenará a sí mismo. 9¿Cómo podría entonces condenar a otros? 10¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?

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