¿Qué parte de lo que no nos gusta,
se genera de nosotros mismos?

E N S O Ñ A C I Ó N

Querido HERMANO:

A veces, sin percatarnos,

cerramos momentáneamente
los ojos a la realidad que nos rodea,
y nos sumimos en ese estado de ilusión

Que llamamos…

“Ensoñación”.

Es así como ahora, en mi ensoñación, regreso a mi polvorienta aldea, cercana al mar donde tantos días de mi vida compartí con aquellos que me fueron tan amados.

Aquellos que fueron tan cercanos a mí, que casi no había límites entre nosotros.

Mi juventud la había pasado lejos de los míos, pero al regresar a mi tierra ya adulto, en muchos aspectos volví a ser el muchacho que correteaba entre las peñas a sus amigos, que se descalzaba para no llenar de arena las sandalias recién hechas por las manos amorosas de mi madre y así correr libremente entre la tierra arenosa, lanzando piedras a mis amigos para regresar a casa cansado, adolorido y luciendo los moretones con orgullo viril.

Aún recuerdo la tarde en que al jugar con Eliezer, éste dió con su cabeza en tierra y luego cuando le vimos sangrar todos nos asustamos.

Y recordarás también la paliza que me propinó padre cuando volví a casa callado y ensangrentado.

Pero la cabeza de Eliezer sanó milagrosamente a los días, pero los golpes me dolieron por semanas.

Amado Hermano,
sé que la tentación de sumirse en la ensoñación
y de olvidar por un momento
lo terrible de la situación que nos rodea,
es muy grande.

Sé también que muchas veces,
el aferrarse a una idea…

es más reconfortante
que aceptar lo que sucede en realidad.

Y es que la ensoñación
puede ayudarnos a ver el camino que debemos tomar
hacia el día maravilloso que deseamos vivir,
que sólo nos da una idea hermosa de la senda
pero no nos indica la senda en realidad.

Sólo nos da la idea del sabor de la fruta,
pero sólo sabrás a que sabe realmente la fruta,
cuando la lleves a tu boca y la muerdas.

Muchas veces caminamos a solas
de regreso al sitio al cual no deseamos llegar
y nuestra mente, caprichosa y juguetona,
nos regala la hermosa visión del sitio
al que nos gustaría llegar.

Pero una vez impuesta la realidad,
nos sentimos doblemente defraudados,
porque no sólo la verdad es tal y como es
sino que además nos aleja irremisiblemente del sueño.

Pero…
¿No es mejor acaso
hacer que el sitio al que vamos a llegar,
nos sea realmente grato?

¡A soñar con un lugar
que no es ni remotamente parecido al real!

¡ Percibir con nuestros propios ojos las circunstancias,
los hechos, los sitios y las personas, tal y como son…
y no tratar de ajustarlas al sueño
“que difícilmente se hará realidad” !

Porque si caminamos despiertos
y llegamos al hogar donde somos infelices,
quizás en ese momento,
poniendo nuestro triste hogar a la luz de nuestro hogar interior…

sabremos qué hechos debemos cambiar,
qué afrentas reales o imaginarias debemos perdonar…
cuánto amor debemos sembrar allí en nuestro hogar,
para hacerlo más hermoso,
más amable para todos los que allí conviven
y sobre todo:

¿Qué parte de lo que no nos gusta,
se genera de nosotros mismos?

¿Qué monstruo agazapado en nuestras lenguas
o en nuestros actos…
se ha manifestado allí,
haciéndonos infelices a nosotros mismos
y a aquellos con quienes vivimos?.

¿No es mejor HERMANO,
que en lugar de esconder la realidad
detrás de la ensoñación,
escondiendo así al monstruo
nos dediquemos a buscarlo,
a verlo a los ojos,
y a trascenderlo?

Nunca la fantasía, por hermosa que sea…
lo será más que la realidad
cuando ésta es bella y genera paz y alegría en nosotros.

Nunca una mentira, por hermosa que sea…
será hogar para nadie, ni calentará sus pies en la noche,
ni pondrá sazón a su caldo, ni arropará su tristeza,
ni hará siembra de amor en su corazón.

A veces he escuchado a gente
esconder sus realidades detrás de libros
o ideas dichas por otros.

Otras veces les he visto soñar con fabulosos hogares

que jamás se dignan a comenzar a construir.

Algunos siguen a maestros o profetas…
pensando, soñando…
que al seguirlos,
ya adquieren para sí la sabiduría,
o la inteligencia,
o la fortaleza,
o el amor que el maestro o el profeta tienen…
pero no se atreven a ver sus propias realidades
y no admiten que esos libros, son ideas de otros,
realidades de otros…

y no las suyas.

Que el hermoso hogar con el que se sueña,
sólo será verdad cuando sus manos arranquen de la arena,
la piedra y la arcilla y construyan su hogar.

Que la sabiduría, la inteligencia
y el amor del maestro o del profeta,
son hermosos en él y son únicos en él…
y que más que seguirlos,
deben aprender de ellos a desarrollar su propia sabiduría,
su propia inteligencia, su propio amor…
y convertirse ellos mismos en maestros o profetas.

Pues está escrito:

Que sólo existe el maestro
para indicar el inicio del camino…

y el profeta
para mirar donde termina el camino…

pero el camino
ha de transitarlo el que aprende…

“el caminante…
con su propio pie”

y en presencia de su propia voluntad.

Enseña a los tuyos, Hermano,
que hay que ver la realidad con ojos bien abiertos,
porque de otra forma no podrás cambiar
lo que de ella te disgusta,
lo de terrible que esté en su circunstancia
y lo que de ella debas aprender.

Si te escondes detrás del libro,
detrás de la idea,
detrás de la palabra de otro…
“para no escribir tu propio libro,
ni pensar tu propia idea,
ni pronunciar tu propia palabra”

no estas siendo tú.

Y no estas cumpliendo la senda evolutiva
que tu esencia ha pautado para ti.

Antes de soñar ser quien no eres,
viviendo en una realidad que no es la tuya,
dotado de unos dones que en tí no has desarrollado,
haciendo gala de una sabiduría que no has adquirido,
y de una inteligencia que no has sembrado en tí,
pregúntate:

¿Es eso realmente vivir y evolucionar?

¿O es mas bien un estado cercano a la muerte,
en la que un cuerpo dormido
vaga inútilmente sin crecer, ni ver,
ni trascender todo aquello que ha venido a aprender,
a sembrar y a valora?.

Fácilmente el hombre se ancla a la idea de otro…
pues es más fácil muchas veces repetir lo que otro ha dicho,
hacer lo que otro ha hecho,
en lugar de crear su propia palabra
y hacer su propia realidad.

Pero el infinito Amor del Padre
“los ha hecho a todos diferentes”
precisamente para que no sea su senda,
senda calcada sobre el paso de otro
sino mas bien para que cada uno
desarrolle en su diferencia
los múltiples e infinitos dones
que el Padre ha puesto en la realidad.

«Para que cada Ser aprenda a Ser…
aprenda a vivir…
aprenda a aprender y trascender su realidad»
y abra con sus propias manos,
el camino entre la selva de sus pensamientos.

Y ande con sus propios pies su propio camino,
camino que compartirá
con todos los otros que lo transiten,
pero que a pesar de ser el mismo camino

“cada quien lo andará con su propio pie”,

despierto y atento a lo que cada peñasco,
cada caída,
cada error y acierto,
cada dolor y cada alegría,
cada pérdida y cada nacimiento

“deba enseñarle”.

Y al final, Amado Hermano… cada uno llamará al Padre

con un nombre único y personal que su vida le habrá dado.

Y al final todos sabrán…
que fue su senda única,
que fue su senda diferente…
que no fue senda soñada y mentida,
sino que fue senda transitada y real…
que los llevó al único y supremo destino
que el Padre ha dado al hombre:

El retorno al Amor Universal
del cual emanó la vida primera
y al cual volverá…
una vez que la evolución de todos se complete,
para que también evolucione el Amor Universal
y por ende la vida nueva que de él se genere.

Vive tu vida en constante despertar
y no entre sueños.

Que sean los bellos recuerdos,

y no los vanos sueños quienes te lleven.

Te ama

Tu hermano

Emmanuel

1 comentario en «ENSOÑACION»

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