Ha Llegado el Momento

«Transfórmate en un libro vivo,
una enciclopedia viva,
donde los datos de tus experiencias estarán disponibles
para cualquiera que los busque.»

Ha llegado el momento

Mensaje dirigido por Emmanuel…

Ha llegado el momento de volver a tu visión interna,
la que debe revelarte a ti mismo y con tus propias palabras,
la totalidad y la particularidad de la Misión que debes cumplir
y el error que debes reparar.

Un error te lleva a otro, por ejemplo: el celo y amor a Dios
degeneran en el fanatismo que aún hoy en día
es la característica fundamental en la segregación
entre vosotros mismos con respecto a los demás.

Primero debes enmendar tu error.

Tú también estás llamado a ser como Él es,
y esto se alcanzará,
cuando el gran cambio y la unificación moren definitiva
y honestamente en tu corazón.

Sí, tú mismo debes encender esa Luz
que tú mismo apagaste con el soplo de tu egoísmo y la ira
y ese avivamiento comienza con la revisión de las acciones
pasadas, de remediar los errores personales,
trascender las debilidades, sobre todo aquella que te hace
ver los errores en los demás y aprender a decir:

Padre me equivoqué,
esto no pasará otra vez,

pero a decirlo de corazón, hablando tu alma y no tu boca.

Debes vencer la arrogancia y descubrir
que el hombre realmente sabio camina con la cabeza baja,
no por temor,
sino porque su inmensa sabiduría le enseña
que por más alto que suba,
sólo podrá vislumbrar
el resplandor lejano de las estrellas,
no a las estrellas que lo emiten.

No eres tú quien debe censurar a aquellos
cuya búsqueda les lleva por diferentes caminos.

Lo realmente grande es que a través de otras filosofías,
a través de la ciencia o quizás a través de su imaginación
o de la forma en que encaren la vida, cada uno se adentra,
trata de encender un trocito de la inmensidad de la creación
y luego se maravilla de su hermosura y armonía.

Lo realmente grande es que se hallen buscando
y tu voz que es mi voz llegará a ellos,
no ya como la voz que clama en el desierto, es decir:
que se pierde en la inmensidad,
sino como la voz del hermano que comparte
la intensidad de la búsqueda y la alegría del hallazgo.

Si aprendieras a decir:

Cómo me escudo en mi sabiduría
para esconder mi ignorancia.

Si aprendieras a decir:

No sé, por favor, explícame.

Sólo entonces estarías en el real camino hacia la sabiduría
plena, amorosa, universal y eterna de mi Amado Señor.

Debes ser como la campana que se tañe en la noche
para despertar al hombre que no busca…

Debes ser La Luz que ilumina las tinieblas de cada hogar
y debes extender el mensaje hacia todos.

Hasta ahora el mensaje fue transmitido a las personas
que de una u otra forma ya son buscadores de la verdad
y tú solamente les has enseñado a abrir la puerta
ante la cual todos ellos ya habían llegado.

Ahora no, las nuevas fuerzas que tú ya tienes
son para clamar con voz de trueno,
abrazar con brazos de hierro
y amar con alma ardiente y transida de emoción,
a todos los que te necesiten,
convertirlos en buscadores,
señalarles la senda
y dejar que ellos escojan cómo recorrerla.

No debes ser tú quien los lleve como una manada
de corderos para el sacrificio, sino dejarles en libertad
para que corran por el prado y escojan ellos mismos
de qué planta de sabiduría quieren comer.

Ya nada de lo que se haga podrá evitar el cambio,
el gran destino ya está pautado y circunscrito
dentro del gran plan.

El símbolo del hombre debe cambiar con él,
de símbolos de muerte el hombre debe pasar al nuevo tiempo
bajo el signo del Sol radiante que iluminará felizmente
ya no sólo a justos y pecadores,
sino a un mundo de Amor, Unidad y Servicio.

Debes hablarle a tus compañeros de rumbo
con claridad y amor.

Vuelve a tu camino, a tu sitio y la herida que causaste
se cerrará con el simple hecho
de poner un poco más de ti en cada cosa que hagas.

Como te dije, tu voz ya no clamará en el desierto,
tu voz ahora es manantial vivo
que alimenta y sana a las almas enfermas,
pero hasta ahora no era así.

Desde hoy te abrirás como una flor de primavera brindando
la belleza y la paz interior a todos los que se acerquen a ti,
aunque la flor también tiene sus espinas,
ellas no servirán para agredir la mano
de quien la tome sin entender,
sino para provocar ese leve dolor
del reconocimiento que lleva luego a la paz.

Amigo mío, tienes las manos llenas de luz,
y esta Luz es Universal,
ya nada podrá apagar esta llama
que inunda tu alma y la hace grande.

Ahora, esta llama provocará un gran incendio
en todos los corazones de tus hermanos
y de aquellos que sin llevar tu sangre ya lo son sin saberlo.

Incendia de súbito amor a los niños,
a las almas descarriadas…

A los mendigos, a los fieles e infieles,
a amigos y enemigos.

Y cuando este incendio abarque el mundo,
qué hermoso espectáculo será ver este pequeño planeta
brillar en el firmamento lleno de La Luz del Amor Universal
que marcará el inicio de la Nueva Era de Oro para todos.

Mis ojos se llenan de lágrimas ante la paz que vislumbro.

Mis oraciones cada vez más son como el incienso
que se eleva fragante hacia el infinito…

Y así serán tus oraciones.

No temas, pues esa mansa aceptación te hace grande.

Tú que requerías tanta ayuda al principio,
ahora eres capaz de darla.

Y esto es lo que te hace más feliz…

La vocación de servir ya ha trascendido tu egoísmo terrenal
y te invade de nuevas fuerzas para seguir la lucha.

Sé que a veces en esta vocación de servicio
sientes la soledad de la estrella,
y te digo que en verdad una estrella sólo es feliz
cuando su luz se expande infinita,
que no tiene sentido ocultar una luz
porque su fin en sí misma es brillar,
y no puedes ocultarte del Sol
porque aún en la caverna más oscura,
su fulgor te alcanzará cuando llegue su momento.

No temas, eres un instrumento de la voluntad de Él.

Existes para glorificarlo y loarlo con tus obras,
no con palabras.

Por tus obras te conocerán.

Conóceme a mí también por mis obras
y no por lo que te digo.

Ten fe en que todo será como ha sido pautado por el Padre,
nada en este mundo cambiará sus designios.

¿Te animas a enfrentar los cambios
que la Misión impone?

Pero si todo cambia y todo crece,
y las estrellas cambian y nunca es el mismo río
el que un hombre cruza dos veces…

Acepta esos cambios tan necesarios
para lo que debes hacer.

No temas, ten fe,
no vivas en las palabras que digas,
sino en los actos.

Mas bien que predicar la fe y la esperanza,
conviértete en una inmensa fe
y una inquebrantable esperanza.

No estás solo… necesitas de las palabras y las ideas
de todos aquellos que te rodean, del amigo y del enemigo,
de todos aquellos a quienes amas
y de aquellos a quienes aún no puedes amar.

Sí, las necesitas…

Has andado por la playa de la existencia tratando de construir
con su arena castillos de colores, has inflado tu vanidad
con la idea de que eres especial, has fundamentado tu orgullo
sobre la base de tus posesiones terrenales…

Ay de ti,
que poca cosa es la base de la existencia…
sólo castillitos de arena en una playa desierta.

Desde hoy no camines más sobre las palabras…
camina sobre los hechos…

Que te conozcan por tus obras, no temas, hazlo…

Cuando te aquietes y medites lo escucharás a Él
y Él te dirá:

¡Qué hermoso es que el mar,
a pesar de lo insondable que es,
nos dé esta maravillosa canción de paz!

Cuando lo escuches, síguelo, ve tras Él
y Él te llenará de Amor,
aunque no te diga ven, síguelo;
aunque no te pregunte si quieres comer, Él te dará su pan,
aunque no te llame amigo, su mano estará siempre allí.

¿Y a qué viene esto?

Viene a que debes darle a otros tu pan,
sin esperar que lo pidan,
tu mano sin esperar que clamen por tu ayuda…
y vendrán… sin esperar que los llames…
como llegaste tú.

Háblale a los niños que crecen sin esperanzas
para darles un poquito de tu Luz, háblale a los ancianos
sin ilusiones para sembrar en sus corazones la paz.

Háblales desde el corazón.

Transfórmate en un libro vivo, en un Templo Vivo,
una enciclopedia viva…
donde los datos de tus experiencias estarán disponibles
para cualquiera que los busque.

Empieza cada mañana con la fe puesta en el hombre,
rogándole al Padre que te dé un corazón que comprenda,
que este corazón se haga cada día más grande,
más magnánimo, más generoso, para que en él
entren todos los hombres que así lo necesiten.

Tu oración será como tu corazón,
englobará a todos los que habitan esta mota de polvo,
orarás por el mendigo, el hombre honrado y el ladrón,
el padre de familia, el pobre y el rico,
el manso y el airado, el creyente y el ateo,
el amigo y el enemigo, el asesino, la prostituta,
el drogadicto, el homosexual y el proxeneta…

Ámalos, porque lo necesitan…

Cuando alguien te golpee, ora por él y por ti,
para borrar el rencor de tu alma
y ya nunca más una palabra airada o hiriente
saldrá de tu boca.

Cada noche al descansar pide paz para ti y para los otros,
para todos los otros, sin temor a que tu plegaria no sea oída,
porque ahora Él está contigo.

Él te dio Su mano cuando caíste y te elevó por encima
de tus propias miserias humanas, e igual lo hará con todos
tus hermanos, porque Él no desea vuestro sufrimiento,
sino vuestra paz y vuestro caminar eterno hacia Él.

La Tierra cambiará y el hombre con ella,
aunque te duela un poco el cambio, el nuevo Sol que ilumine
la Nueva Tierra será tibio, manso y dulce como el alma
de un niño y entonces, mi amigo, mi hermano,
todos serán como ellos, desprovistos de egoísmos,
listos para retomar el dulce camino hacia Él.

Debes hablarle al humano,
primero como un niño,
para captar su simpatía.

Luego como un padre, para dominar su atención.

Y finalmente
como un amigo,
para captar su corazón.

Tu hermano,

Emmanuel.

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