INTRODUCCIÓN DE EMMANUEL EL LIBRO

Titulo del libro Emmanuel de Mario Gluzman

Atardecer en el Mar de Galilea

Atardecer en el Mar de Galilea

Prólogo

«El Alma de este libro reside en el mensaje
que interpreta el lector.»

Mercedes

Presentar al público, inquisidor permanente, textos cuyas características

atiendan a estas interrogantes:

¿Qué novedad presenta su contenido?

¿Qué estímulo dejará en quién utiliza su lectura? Es tarea difícil.

Bastante compleja para el compilador de esta obra que hoy llega a sus manos, como testimonio fiel de mensajes cargados de pletóricas imágenes que se elevan hasta el límite desproporcionado y de exigente transcripción, a medida que penetramos en cada una de ellas, hasta finalizar la lectura de las comunicaciones que se relatan.

El libro está concebido para un público de progresión espiritual, vale decir:

Personas con diferentes matices de discernimiento, con capacidad para traducir fielmente las ideas y sensaciones que estas líneas ofrecen a quienes de estas enseñanzas hagan testimonios de vida futura y así, cuan do llegue el momento definitivo que todos esperamos, sea recibido con la paz y la gloria que nuestro tránsito por esta existencia nos hace acreedores a recibir en ese plano desconocido, el Amor infinito del Padre.

Considero que enrumbar los pasos por estos caminos desde el primer mensaje al último, es como cubrirse de una vestidura especial que nos transporta a un escenario infinito en donde las palabras llegan al encuentro de nuestro espíritu y nos hace conocer a ciencia cierta, la magnitud del regalo que «El Padre» dio a sus hijos.

Permítaseme celebrar el hecho de que este material haya llegado a mis manos.

Agradezco al Creador de este instrumento, cuya esencia se va plasmando en el Ser de cada quien.

Cabe destacar la forma en la cual se presenta ante los ojos del lector, imágenes precisas, claras y de fácil comprensión.

El lenguaje empleado deja en el espíritu una sensación de elevación, como el efecto de haber penetrado de pronto, «en una intimidad consigo mismo» que nos detiene en un escenario indescriptible.

Invito a quienes llegue a sus manos este libro, a reflexionar muy profundamente

en el contenido del mismo.

Pienso que su lectura, constituye un relax para nuestro espíritu.

La estructura de este ejemplar consta de veintiocho enseñanzas y en cada una de ellas se fija con claridad meridiana, lo que es el hombre, la creatura que se desenvuelve en el mundo como protagonista de hechos, acciones y pasiones que marcan huellas en el resto de sus semejantes.

Es por eso, por lo que debe leerse cada línea de estos párrafos, con dedicación y profundas reflexiones, tomando en cuenta cada enseñanza en su esencia.

En las veintiocho piezas leídas con hondo sentimiento, en la intimidad de mi Ser, he recibido el más dulce bálsamo de amor y sus mayores rayos de luz al espíritu que habita en mí.

Sólo deseo que quienes tengan la oportunidad de conocer estas letras hayan recibido la misma Luz Divina de la que fui presa en la lectura de este tesoro.

Mercedes Suárez de Porras

Educadora, Escritora y Poeta

Verdaderamente grande es aquel,
que no necesita menospreciar a otro…
para ser verdaderamente grande.

Simón Bolívar
1783 ~ 1830

Algunos lloran por aquello que reimos.

José Narosky

Presentación Libro Mario Gluzman

A manera de presentación

Estimado lector:

Los mensajes recibidos sobre las diferentes etapas
de la vida del protagonista del libro, fueron entregados
obviando el orden cronológico de los mismos.

Es por tal razón que su lectura no necesita seguir
ningún orden específico, puede hacerse según el gusto
de cada lector.

Son tan sabios estos mensajes, que en el camino de
procesarlos he entendido que cada enseñanza adquirida
correspondió a conflictos del momento que aún no tenía
resueltos en mi vida, otros sobre los que sigo trabajando
y seguramente muchos más que ni siquiera he vislumbrado
y aspiro llegar a entender.

Te Invito a que durante su lectura intentes lo mismo.

Para ello, tenemos la vida por delante y una frase
cuyo origen no recuerdo, dice:

«Hoy es el primer día del resto de mi vida»

Estas enseñanzas destinadas a sanar a la humanidad,
hicieron que yo fuera el primero en sanar. Igual predicción
le proporcione a usted.

Podrá notar la forma como fluyen. Unas dirigidas al
grupo que se reunía a discutir las enseñanzas que recibían
de Emmanuel, otras a sus hermanos y las demás,
relativas a las vivencias personales que él compartía de
sus peregrinajes.

Estas reflexiones no pretenden crearle conflictos
por las diversas interpretaciones personales que usted
como lector realice y sean diferentes a sus creencias o
a la información que conoce hasta hoy.

Sólo pretenden
transmitir un relato, una vivencia de una época de boca
de un Maestro que tenía una visión y una sabiduría posiblemente
distinta a la de otros contemporáneos suyos,
pero afín a su grupo cercano.

Tratemos de prestar un poco más de atención al
contenido, a la enseñanza que pretende transmitir, no
tanto al continente.

Si la reflexión o intercambio de ideas que surjan de
la lectura aporta una enseñanza que lo lleve a usted a
indagar más en sí mismo y a profundizar en su ser, al igual
que sucedió conmigo, mi sueño se habrá cumplido.

Es mi mayor anhelo que este libro sirva de fuente de
inspiración continua para su vida y para el despertar de
consciencia que nos exige el nuevo tiempo, invitándole
a ensayar la propuesta de Emmanuel:

Una Manera de Vivir

Mario Gluzman

Compilador

Los tiempos de cambio no son otra cosa
que verdades en movimiento,
que luego se hacen luz y conciencia en nosotros.

Emmanuel.

 

El Mensaje

¿Cómo nació este libro?

En las huestes celestiales hay un ángel llamado Miguel, quien junto a su homónimo en la Tierra, planificaron un Taller Vivencial en Caracas, en el mes de Febrero de 1994, exactamente el domingo 6, para lo cual invitaron a un buen número de amigos y compañeros de trabajo.

¿Cómo supo este ángel que yo realizaba este tipo de Talleres?

Un ángel lo sabe, pero, ¿cómo se lo comunicó a su homónimo?

Sucedió que le presté a mi amigo Miguel un libro y en su interior encontró un folleto de talleres que yo había dictado a principio de los años 80 en las zonas de Oriente y Centro de Venezuela.

Nos habíamos conocido apenas un año antes, a mi retorno a Venezuela, luego de seis años de ausencia, buscando en el mundo un conocimiento que solamente el ser humano puede encontrar dentro de sí mismo.

Haber leído el libro, cuyo nombre nunca hemos recordado, encontrar ese folleto, decirme que iba a organizar un taller para que yo lo dictara y luego fijar la fecha, fue todo uno.

Me tocó humildemente presentarme y permitir que la energía fluyera

a través de mí.

Nos recuerdan las enseñanzas:

«En parte decimos lo que sabemos,

en parte profetizamos.»

Algo sucedió en ese Encuentro, así se llamaba el lugar donde se desarrollaba la actividad, para que una persona, mientras se realizaban los ejercicios y reflexiones durante las diez horas de duración del mismo, tuviera un despertar de consciencia, una conexión con su esencia.

Desde ese día, para su gran asombro y desconcierto ante esa nueva manifestación en su vida, comenzaron a llegarle mensajes destinados a mi persona, para que cumpliera con la Misión de Vida, la que cada ser humano, conscientemente, tiene destinada.

A petición de la hermana que sirvió de canal no se menciona su nombre en este libro, pues como siempre dijo durante los diez años que duró esa actividad, era un mensajero cuya única y desinteresada labor «se brindaba en servicio para transcribir revelaciones», que por alguna razón yo no tenía aún las condiciones dadas para recordarlas directamente.

Ante mi resistencia a aceptar que esos mensajes fueran dirigidos a mí, escribió la siguiente carta que me permito transcribir:

«Caracas, Mayo 3 de 1994

Estimado Sr. Gluzman:

Ya que es sumamente difícil lograr hablar con usted de ciertos asuntos y dado que considero (quizás erróneamente) que entre usted y yo existe algún vínculo desde hace muchísimos años y que este vínculo, según lo pautado por usted, tiene como finalidad el que yo le haga recordar esas cosas que usted aparentemente ha olvidado.

Me permito escribirle… humildad hermano, humildad, sólo somos instrumentos, no más…

Eres una persona única, con una misión hermosa y

delicada que se te ha confiado, no la destruyas con el orgullo…

Ya una vez torciste el camino, no lo hagas de nuevo.

Aviva tu llama, más allá de las alegrías terrenales…

Te han facilitado tanto las cosas, que no estás mirando

correctamente las perspectivas…

Tu sabiduría no debe ser restringida, debe darse por

igual sin excepciones y debe regarse sobre la sagrada

tierra, para que esta fructifique amablemente…

Que el que es todo AMOR, te colme de bienes y bendiciones.

Con real Amor fraternal…»

Firmado

Comprendí entonces, luego de años de profundos procesos de encuentros y desencuentros,

que mi Misión es ser humilde heraldo de esta Palabra alada.

Por ello, primero debí conocer, vivenciar e internalizar a fondo

estos mensajes, para luego poder compartirlos con todos, fue así que

cobraron vida y sentido trascendente.

He elegido para esta primera entrega al público algunos de ellos,

otros aún están en proceso de estudio e internalización para poder

ofrecerlos oportunamente.

Mi más profundo y eterno agradecimiento al canal, maravilloso Ser que colaboró durante tanto tiempo a que estos mensajes pudieran estar en mis manos, para ser utilizados en las múltiples y diversas actividades comunitarias que se han venido desarrollando en los últimos años y que me fueron forjando.

Y como los mensajes nos recuerdan:

«Has de saber que el maestro

no es dueño de lo que enseña.

Has de saber que el heraldo

no es dueño de la Nueva Alianza.

Has de saber que el sanador

no es dueño de la sanación…

Ni el consolador es dueño del consuelo.

Has de saber que el mensajero

no es dueño del mensaje.

En fin, has de saber que esta palabra

es palabra de todos…

Y por eso has de dejarla ir.»

En los mensajes que hoy les presento en este primer libro, se narra la vida de un Maestro llamado Emmanuel, quien vivió durante la época de la dominación romana en la zona geográfica de Oriente Medio.

En cada uno de estos relatos, reflexiones, enseñanzas y diálogos, Emmanuel se comunica con distintos miembros de su familia, muy numerosa por cierto, tal como era costumbre de la época, con amigos y compañeros de labores de los distintos oficios que como medio de sustento familiar debían realizar.

En algunos mensajes es Santiago, su hermano menor,

quien relata y en otros es Miriam, su madre.

De esta forma se van sucediendo los integrantes de la familia, en amenas y a veces un tanto pintorescas tertulias basadas en costumbres, tradiciones, ritos y profundas reflexiones del sentido de la vida y de los hechos de aquella época.

La riqueza de datos que contienen todos y cada uno de los mensajes transporta al lector hasta el momento mismo de los acontecimientos, permitiéndonos percibir el ambiente de la época en forma tan vívida y presente, al igual que quien lo está relatando.

Mercedes Suárez de Porras, en el prólogo que con tanto cariño ha escrito para esta compilación, nos dice:

El lenguaje empleado

deja en el espíritu una sensación de elevación,

como el efecto de haber penetrado de pronto,

en una intimidad consigo mismo

que nos detiene en un escenario indescriptible.

Sólo me queda invitar al lector, ávido por nutrirse, a que se sumerja en la lectura de cada uno de estos relatos como agudo inquisidor de la esencia del ser humano, para así, descubrir sus propios tesoros y re-descubrirse en alguna de las narraciones pletóricas de vivencias y enseñanzas que permanecerán latentes en quienes estén en la búsqueda del conocimiento de sí mismos.

Así nos legó el poeta Israelí, Jaim Najman Bialik:

No adquirí yo La Luz casualmente,

ni me vino en herencia paterna,

de mi roca y mi piedra la extraje,

de mi lámpara interna.

En mi roca interior tengo guardada,

y mía, sólo mía, una leve centella,

a nadie la he pedido ni robado,

puesto que en mí está ella.

He aquí mi desafío en la vida, he aquí mi compromiso personal, con usted y con el prójimo que a diario me impulsa a descubrir una joya más.

Caminemos juntos y trabajemos unidos en cada jornada de nuestro paso por este maravilloso mundo, en lograr pulir el diamante que guardamos dentro de nosotros mismos, ya que por más que nos repitamos que queremos estar seguros pisando tierra firme, el planeta seguirá flotando… y con el aporte de todos se concretará en un Mágico Universo de

Luz Amor, Unidad y Servicio.

Con la energía del Creador, que me Creó por Extensión de su Amor.

Les ama…

Mario Gluzman

1 comentario en «INTRODUCCIÓN DE EMMANUEL EL LIBRO»

  1. Considero que las palabras que acarician, son las que
    mejor penetran.

    Y así se expresa, con total suavidad,
    este excelso comunicador, que quizá ignora que lo es y
    que se llama Mario Gluzman.

    Y con esas palabras que nos regala por doquier, realiza
    una especie de altruismo.

    Y como tal, no necesita
    la gratitud de los beneficiarios.

    También es un verdadero maestro que nos enseña sin
    tomarnos examen.

    Todo escritor escribe su biografía. Y en ese sentido
    Mario Gluzman no es la excepción aunque no desee
    hacerla.

    Pero en su libro no hay fechas, ni estudios, ni logros,
    que no fueron pocos.

    Claro está que, sí, su ternura, su pureza, su calor
    humano, su profundidad y en no pequeña medida, su
    singular talento.

    La humanidad necesita libros como este de Mario
    Gluzman, que desde su primera página, se revela como
    una verdadera aventura del espíritu.

    Estamos inequívocamente en presencia de un escritor
    original. Porque logra asombrarnos con lo cotidiano. Y
    esto es privilegio de pocos…

    Agregaría en definitiva, que Mario Gluzman demuestra
    ser muy generoso.

    Porque nos regala todo su tesoro interior, a cambio
    solamente, de comprensión.

    Gracias Mario, por sumar belleza, a la verdad…

    José Narosky

    “¡Cómo envidio tu fragancia!”
    dijo el pájaro a la flor.

    “¡Pero yo envidio tu vuelo!”
    gentil, la flor contestó.

    Y el hombre con su arrogancia,
    falto de aroma y color,
    sin poder dejar el suelo
    flor y pájaro mató.

    José Narosky

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