«Es la identificación y aceptación de la misión individual
y de tu papel en la misión de los demás,
lo que te hará crecer en La Luz…
y ser felices en La Luz.»

Lo único que se espera de ti, es que seas tú

Mensaje dirigido por Emmanuel…

Querido Israel:

Ya sé que tienes muchas dudas y que andas por ahí
buscando respuestas donde sencillamente no las hallarás.

Sé que a veces sientes vergüenza en recurrir a mí
una y otra vez para preguntar lo mismo, sin que la respuesta
en ningún caso te resulte satisfactoria.

Dudas y más dudas, el temor a ser necio,
corto de entendimiento o definitivamente
no apto para entender lo que se espera de ti:

¡Y no ves hermano…

que lo único que se espera de ti, es que seas Tú!

Vamos, caminemos juntos y ayúdame a encontrar las palabras
para responder de forma que todos me puedan entender.

Yo sé que a veces parece que hablo en un lenguaje
distinto al que tu cabeza está acostumbrada,
te enredas en dudas y explicaciones infinitas,
tratas de darle forma y de convertir lo que te he dicho
en frases propias y de más fácil entendimiento
para tu cerebro y el de aquellos que están a tu alrededor.

A veces es difícil ¿verdad?

Pero es que yo no le hablo a tu cerebro,
le hablo a tu corazón…

y él me entiende a la primera,
sin errores ni explicaciones.

Porque si te digo que todo aquello que te rodea,
es sólo una pequeña emanación del Amor Universal
que ha creado todo… tu corazón salta y se regocija,
se extasía frente a la plenitud del mundo.

¿Pero tu cerebro?

No, él no se extasía,
él busca explicaciones a cada palabra,
a cada hecho…

Establece juicios y halla culpables:
Emite sentencias…

¡Él no entiende!

Mi voz, mi reino, mi camino, no están hechos
para ser transitados a través de las circunvoluciones
de tu cerebro.

A mi voz la oye tu corazón, mi camino lo transita
tu corazón, regocijándose en la belleza que observa,
llorando ante cada obstáculo que debe superar,
sonriendo una vez que la prueba ha sido dejada atrás
y él vuelve a la senda.

Mi reino está en tu corazón, porque en él reside
la chispa del amor y ella lo entiende todo, lo crea todo,
lo acepta todo… lo vive todo…
y al final cuando debe partir a su encuentro con La Luz…
¡ella lo perdona todo!

¿Que cuál es la dimensión de tu misión?

Yo te respondo:

Que la misión de cada ser es infinita, pues ella incluye
no sólo la inmensa responsabilidad de conocer,
entender, amar y vivir al Ser precioso
en el cual única y excelentemente ha encarnado…

Entendiendo que al conocer a ese Ser bellísimo,
conoces a los demás Seres, al entenderlo entiendes a los demás,
al amarlo puedes amar a todos y a todo,
y al vivirlo, vives la vida de todos y de todo.

Pues está dicho:

No existe nada que pueda ser llamado
separación del Padre…

Pues el Padre es todos y todo.

La misión de un ser encarnado es recrear en lo posible,
según su dimensión este amor eterno, inmenso y universal
y reflejarlo en todo aquello que nos rodea.

Esta, Israel, es la misión individual de cada ser.

Y la tuya no sólo es cumplirla, sino además llevar
el mensaje de su existencia a todo aquel que se acerque a ti.

No temas mi buen Israel…

Cada ser está dotado de todo aquello que necesita
para cumplir su misión personal.

Si algunas personas sufren o son desgraciadas
es porque no quieren aceptar su misión personal
o pretenden asumir otra o creen que existen misiones
más importantes que las de ellos.
Pero tú, mi buen Israel, de corazón sabes que
cada misión, cada vida, cada reflejo de amor, es importante.

No importa si esta misión salva millones de vidas
o sólo la del individuo que la está viviendo.

Quizás esta misión individual necesite más cuidado
y más atención que la misión que salva millares de seres.

Tú, sé mi mensajero Israel
tú, enseña mi palabra…
y vive a plenitud tu misión,
que es esta y no otra:

Hacer llegar la idea de la unidad
y la plena identificación a tus hermanos…
a mis hermanos… a todos los hijos del Padre.

Preparándolos para que La Palabra Sagrada,
no se convierta en muro que separe corazones…
sino que La Palabra Sagrada signifique eso:

Corazón, corazón amante y amado.

Corazón, que con fe y confianza se dedica a vivir
en sí mismo el Amor del Padre y a llevarlo a los demás
con alegría y fortaleza como quien lleva el fuego
que aviva la llama del hogar.

Sé mi fuego… Israel, sé mi Luz, Israel…
deja que a través de ti, brille la Luz Original…
y no temas.

El mensaje es para ti,
para todos y cada uno de mis hermanos…

Porque el mensaje ha surgido y ha nacido
en todos y cada uno de los corazones de mis hermanos…
sólo que algunos de ellos quieren oírlo con el cerebro.

Debemos enseñarles a oír con el corazón.

Una vez un hombre joven desposó a una bella doncella.

De regreso de la fiesta de los esponsales,
el joven feliz esposo mostraba a su joven esposa
todas las bellas tierras que le pertenecían y le decía:

Esa montaña tiene un manantial de aguas purísimas,
aquella torre la construí yo con mis propias manos.

Pero mientras él dejaba que su felicidad, su dicha
y su amor fluyeran libremente como brisa para alegrar
a su amada… ésta sólo pensaba en el trago amargo
de la primera relación, en el dolor que ésta, su misión
de esposa le deparaba, en las obligaciones que de ahora
en adelante tendría que enfrentar,
en la obligación de cocinar, de limpiar
y asear la que sería su nueva casa,
en el dolor del parto
y las mortificaciones de la crianza de los niños.

En el corazón del joven esposo había la felicidad
de la aceptación de su papel de esposo y pensaba
en todas las obligaciones de su nueva condición,
como en bellas etapas que cumplir y superar.
Imaginaba ayudar a su linda esposa
con las tareas de la casa y con los niños,
en ser muy dulce y tierno con ella en la intimidad
y en mitigar con amor cada pequeña o gran contrariedad
que surgiera en su vida en común.

Pensaba que su misión era pequeña pero hermosa…
que valía la pena arar aquella tierra y herirse las manos
para construir cosas hermosas para su familia.

Pero su esposa pensaba que su misión era demasiado
grande y odiosa y esta visión de su vida le impedía ver
el gozo de su marido y la belleza del entorno.
Al correr del tiempo la casa fue más hermosa,
las tierras más ricas, los niños crecieron sanos
y fuertes y el esposo a pesar de amar profundamente
a su esposa, nunca la vio sonreír…
no obstante que no sólo él,
sino también sus hijos e hijas la ayudaron
en todas y cada una de sus faenas,
ella siempre pensó que su misión era demasiado grande,
pesada y poco importante…

¡Y murió infeliz!

Es la identificación
y aceptación de la misión individual
y de tu papel en la misión de los demás,
lo que te hará crecer en La Luz…
y ser felices en La Luz.

Te quiere siempre, tu hermano,

Emmanuel.

Verdaderamente grande es aquel,
que no necesita menospreciar a otro…
para ser verdaderamente grande.

SIMÓN BOLÍVAR
1783 ~ 1830

Lo único que se espera de ti

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